Si casi muerto me quejaba, viví al verte bailar.
En el vuelo de tus manos y tus ojos al mirar.
En tu risa que rompe la calma
y que volando mi cabeza
se anida en mi estómago
en una explosión de mil mariposas.
No me despierten de este sueño,
con olor a limón y sabor a sal y un té de mañana.
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