miércoles, 19 de marzo de 2008

La Belleza de lo Cotidiano


No sabía que escribir. Aunque han pasado varias cosas, ninguna me convenció del todo, así que comencé a cachuerear entre las cosas que ya había escrito. Me topé con cuentos, canciones, reflexiones, tonteras varias, y de pronto di con esto. Lo más normal del mundo, lo cotidiano. Un día como cualquier otro, hace ya casi 3 meses atrás. Lo comparto, la retrospectiva hace bien a veces.


25 de Diciembre de 2007

La ventana de mi pieza mira hacia el norte. A la ciudad, al cerro Pulmahue. Detrás del cerro, está Longotoma, Los Vilos, La Serena, Arica, y de ahí hasta al Polo Norte, donde seguramente la ventana de otra persona mirará hacia el Sur. Estoy tirado en mi cama sin hacer, de reojo veo mi ropa por todas partes, mezclada con el papel de los regalos de la noche anterior. No hay mucho que hacer o pensar, salvo leer, o reflexionar, lo que siempre termina convirtiéndose en un ejercicio autodestructivo, en el cual todos tienen la razón, menos yo.

Como de costumbre, me despertó mi madre, pero esta vez no fue para almorzar, sino que me tenía un regalo, una camiseta blanca, para que la “uses debajo de tus poleras” estaba linda, no la esperaba, me dijo que si me quedaba buena me compraba otra, mientras me revolvía el pelo. También me dijo que le extrañaba, y admiraba, que yo no pidiera cosas, que las usara hasta que ya no daban más. Es raro pero me gusta ser así, usar la ropa hasta que muera, hasta que no da más. Siento que con el tiempo se transforma en parte mía y no quiero desprenderme de ella. Es como dejar de usar un brazo. Además el solo hecho de pensar en ir de compras ya me pone de mal humor.

Almuerzo, y luego tiempo libre, de un tiempo ahora tengo mucho, a veces demasiado. Decido afeitarme, algo necesario, pero que puede ser toda una aventura. Me miro al espejo, estoy más flaco, bastante más. Paso la hoja por mi cara mojada, comienzan a aparecer mis facciones. Necesito sol, estoy palidísimo, bueno vendrán días mejores. Me visto y quedo listo y regiamente cool, para ir a ninguna parte. Decido salir a caminar, audífonos, zapatillas, plata, no necesito nada más. La Ligua esta igual, todo en su sitio, tal vez un poco más de habitantes, uno que otro negocio nuevo. Saludo a mucha gente, pero nadie que realmente valga la pena como para quedarse a conversar, sigo por las calles, tratando de hacer recorridos distintos, la música comienza a sonar y Tool que se empieza a colar en mis oídos. De verdad que suenan bien en momentos como estos, uno piensa que la vida no es tan mala.

Vuelvo a la casa, a lo mismo, a tocar guitarra, a jugar, a quedarme dormido en el sillón, a comer, unos chacareros exquisitos, con porotos verdes de la parcela, frescos recién cortados. Un lujo de pan, hay que decirlo. Luego de eso y resignado a ver tele, suena mi teléfono:

- Aló weon?

- Sip, Iván? Que onda weon como andamos?

- Bien, oye sube a la casa del Cesar. Planificación de fin de año.

- Ok, me abrigo y subo.

- Dale, chau.

Me doy diez vueltas antes de subir, veo que están dando, me hago una ensalada de porotos, con palta y tomate, más un vaso de jugo de huesillos. Excelente. Mientras como, pienso …me abrigo y subo… que respuesta más weona, si es verano.

Agarro mi pc, y subo. Lentamente, sin apuro. Llego, están ahí con cara de cervezas, y bueno, que se le va a hacer. Risas, juegos, recuerdos. Es bueno saber que los amigos siguen ahí, y reconocer que los necesito. Si no me hubiesen llamado me iba a volver loco. La cosa se extiende hasta las 4 de la mañana, todos sentados, mientras pienso que la diferencia de edades de mis amigos es bastante, somos tan distintos, y la vez tan iguales. Unos trabajan, estudian, son padres, adolescentes, sin embargo podemos estar todos juntos y compartir. Tal vez eso es lo que hace que la cosa funcione, la diversidad, el saber que cada uno aporta algo diferente. Terminada la velada, me vienen a dejar a la casa y no queda mucho por hacer. Son las 4:30 de la mañana y estoy en lo alto de mi casa. Desde acá veo toda la ciudad que parece dormir. Algunas personas que caminan, unos perros pelean y ladran a lo lejos. Hace días que me siento Hibernando, como los osos. Juntando fuerzas. Nada más, a acostarse.

Saludos: A Javi y a Titi, por mantenerse unidos y por su fuerza, y a la Nata por su facilidad para hacerme reír.